Por más de 25 años fue comerciante en la zona piel, tenía un negocio de chamarras y cinturones, pero tras perder la vista por hipertensión, Don Beto hizo un cambio en su vida, cada mañana subía a la oruga para vender chocolates a todos los usuarios del transporte público. Ahora Guadalupe Heriberto Mosqueda se encuentra en una residencia de adultos mayores esperando que su familia lo visite y no se olviden de él.
Don Beto es padre de 2 hijos varones y una mujer; abuelo de 3 nietos que extraña todos los días, ansioso por escucharlos y con la esperanza de que no lo olviden como a muchos otros de sus compañeros que llegan a la casa hogar, donde él ahora vive y decidió alojarse para no causar molestias a sus hijos. Además de que, para él, la soledad es más fuerte y dolorosa que su enfermedad.
A sus 59 años de edad Heriberto Mosqueda aún se vale por sí mismo, sin embargo, requiere de la asistencia del personal médico para que lo apoyen con su medicamento, debido a su condición de ceguera. Contento y con ganas de seguir viviendo Don Beto espera nuevos compañeros en la fundación, gente que lo visite y que desee charlar con él.