Cae la noche y en la zona centro de León, se asoman los más icónicos personajes de la cultura mexicana; la catrina y el catrín. Es único el ingenio y la creatividad, igual de asombroso que el espíritu de alegría por las tradiciones que nos llenan de pasión y que, pese a la influencia del país vecino y sus propias tradiciones, esta, no se comparan con ninguna otra.
Mientras las catrinas desfilan orgullosas afuera de la presidencia municipal, vida, muerte y tradición es lo que está presente de cada uno de los que pasan por la zona.
Frente a las catrinas ocurre otro desfile, algunos siguen la tradición mexicana, otros se inspiran en el país vecino y el cine internacional.
Catrinas, fantasmas, novias, payasos, charros y brujitas no pueden faltar para pedir la tradicional calaverita.
Uno de los más pequeños tiene apenas un año, apenas camina pero ya aprende de nuestras tradiciones, y no pierde la oportunidad, de cautivar miradas.
Por otro lado, los padres de la familia Campos Miranda acompañan a su hijo cada año desde que era muy pequeño. Ellos tienen ahora 42 y 47 años.
La tradición y creatividad de los mexicanos no tienen comparación, menos el espíritu genuino que cobra más fuerza, al poder volver a estar juntos, después de la pandemia.