Una de las principales anomalías que se generan en la comunidad de San Juan de Abajo, es la alta ola de criminalidad en sus calles.
Por un lado, la operatividad policial se complica con sus entramadas calles sin salida, caminos sin pavimento y con zanjas profundas, y un alto índice de marginación.
En la zona muchos jóvenes se han dedicado a asaltar y a robar y para eso arrojan piedras al alumbrado público para apagarlo y así no ser vistos entre los matorrales y la basura para sorprender a sus víctimas.