Nuestro cuerpo dispone de mecanismos para regular la temperatura corporal, pero cuando las temperaturas externas suben en exceso las consecuencias pueden resultar riesgosas.
Psicólogos mencionan que unos de los detonantes que provocan las altas temperaturas son: Cambios en el estado de ánimo y conciencia, Fatiga e insomnio, Disminución de la memoria, Problemas respiratorios, Golpe de calor, salpullido, calambres, desmayos, agotamiento.
Para prevenir alguna situación de calor es necesario cubrirse adecuadamente la piel, cabeza y ojos, Usar ropa cómoda, sombreros, gorros y gafas de sol, así como consumir abundantemente agua, líquidos y bebidas isotónicas, evitar comidas pesadas de difícil digestión que hacen aumentar la temperatura interna.