Los pacientes con depresión enfrentan una lucha constante por salir de sus estados de ánimo y de su desinterés por la vida y lo que les rodea.
A nivel estado no hay estadísticas exactas de pacientes con esta enfermedad, pero a nivel nacional se habla de una prevalencía de entre el 5 y el 10 por ciento de la población y entre el 20 y 30 por ciento de personas que han tenido algún síntoma depresivo.
Un paciente depresivo se caracteriza por la persistencia de la tristeza o la persistencia de una dificultad para tener una motivación por las cosas que normalmente nos gustan.
Los estados depresivos se componen de elementos muy diferentes incluso de diferentes tipos de depresiones algunas de ellas endógenas, donde no hay un detonante aparente únicamente es un cambio en la neuroquímica del cerebro, y también las depresiones secundarias derivadas por enfermedades médicas, eventos estresantes, situaciones traumáticas como violencia, accidentes, estrés.
Ante cualquier síntoma de este tipo, es importante una valoración adecuada y oportuna para detectar las posibles causas pues en casos extremos el paciente puede llegar hasta el suicidio.
Como una enfermedad que abarca diferentes áreas y tan amplia, no siempre la medicación es la solución, antes de ello se recurre a otras modalidades como acudir a terapia ó cambios en los hábitos, sólo en el cambio de episodio de moderado a grave si se recurre al medicamento.