Mientras que representantes del sector agroalimentario debaten la posible prohibición de sembrar maíz genéticamente modificado con el Gobierno Federal quien está a favor de preservar el maíz nativo, el panorama para el campesino es diferente, pues los apoyos no llegan hasta ellos, de tal manera que aunque quisieran acceder a una semilla transgénica que generaría mayor producción, no cuentan con el recurso económico suficiente para utilizarla, señaló Felipe de Jesús Gómez, quien tiene ya 40 años dedicándose al campo y asegura que una de las principales desventajas del maíz transgénico es su costo, pues mientras que un bulto de maíz criollo ronda los 500 pesos, el bulto de maíz rojo modificado vale hasta 2 mil pesos.