Bien dice la canción: "Y aunque la jaula sea de oro, no deja de ser prisión", esta es la realidad de muchísimos migrantes que se van a los Estados Unidos, entre ellos el caso de los migrantes de la comunidad de El Ramillete, a 14 kilómetros de León; ellos han llegado desde inicios de diciembre en caravanas.
Estando en tierras estadounidenses, no consiguen lo mismo que en casa, me refiero a la comida, a la manera de festejar, a la manera de comunicarse; y eso lo saben bien sus familias, por eso los reciben con los brazos abiertos y con las cazuelas bien llenas.
Pero no todo ha sido felicidad, por qué en la época en la que no pudieron regresar de Estados Unidos, sufrieron una tragedia familiar, después de ganar un torneo de futbol fueron atacados y uno de ellos falleció.
Esto demuestra que no todo es felicidad el migrar, pero la satisfacción de ver que su situación económica mejora, los motiva a seguir luchando, aunque sea en otro país.