El Virus del Papiloma Humano (VPH) es un virus de transmisión sexual que afecta a personas sexualmente activas, de ambos sexos.
En términos generales, las infecciones por VPH son temporales y no revisten de gravedad, ya que la infección puede ser reducida de manera espontánea por el organismo en el 42% de las lesiones de bajo grado en pacientes infectados.
Se han detectado aproximadamente unos 200 tipos diferentes de este virus, algunos de los cuales pueden progresar a lesiones de alto riesgo que pueden derivar en cáncer (cuello uterino, vulva, vagina, pene, escroto, ano y orofaríngeo).
En la mayoría de los casos las personas afectadas con este virus no presentan síntomas o signos de la infección por VPH, siendo pertinente efectuar un chequeo médico regular, en el caso de las mujeres se aplica una prueba de Papanicolau (conocida comúnmente como citología vaginal), dicha prueba permite detectar cambios anormales en las células del cuello uterino.
Un factor o elemento distintivo de esta enfermedad radica en la aparición de verrugas genitales en la vagina y el pene en dos tipos del virus (6 y 11), caracterizadas por pequeñas protuberancias carnosas, blandas e indoloras, con forma similar a una coliflor en miniatura. De igual forma se requiere la inmediata atención médica respectiva.