Sofía, de 12 años tenía el riesgo de perder la vida en pocas horas si no recibía un trasplante, apareció un donador, pero había un problema , aunque no había fallecido por esa causa, era positivo a Covid-19.
La desventaja era la enfermedad, pero las características de peso, talla y hasta grupo sanguíneo eran compatibles con la receptora, y se había mostrado asintomático, por lo que su carga viral no era de alta contagiosidad.
Con estos argumentos los cirujanos trasplantólogos trabajaron durante seis horas para colocar el hígado en la menor que ya lo esperaba para seguir viviendo.
Finalmente, la cirugía resultó un éxito porque no dejó datos de infección viral en la receptora ni en los cirujanos.
"Esto marcará una tendencia para la ciencia médica. Ahora sabemos que se puede investigar y tomar la mejor decisión en este tipo de casos para no desaprovechar órganos donados por pacientes asintomáticos con COVID-19", informó Luna López.
Pasaron las 72 horas críticas en cuidados intensivos y, el 21 de abril, la paciente regresó a casa con buen pronóstico de vida, para realizar sus actividades rutinarias de manera normal.