Los sacramentos están ordenados a la santificación de los hombres, edificación del Cuerpo de Cristo y, en definitiva, a dar culto a Dios ya que no sólo suponen la fe, sino que a la vez la alimentan, robustecen y expresan por medio de palabras y cosas.
Aunque todos los sacramentos son importantes, cada uno de ellos muestra ciertas particularidades, siendo los siguientes bautismo, confirmación, eucaristía, confesión, unción de los enfermos, orden sacerdotal y matrimonio, cabe señalar que el Vaticano indicó que los sacramentos y sus fórmulas no admiten cambios y por tanto se incita a respetarlos o serán considerados ilícitos.
De ahí la importancia de que los padres necesitan encontrar buenos católicos para que sean padrinos, tristemente, esta tarea puede ser muy difícil en el mundo de hoy, en el que lo recomendable es buscar parientes, incluso abuelos, que tienen una relación de sangre con el ahijado y que han mantenido la fe durante años, los buenos amigos también son apropiados, pero a veces las amistades menguan, dejando al ahijado sin un padrino activo, por ello deben ser individuos fieles que están listos para aceptar la responsabilidad de ser parte de la vida de un ahijado por el resto de su vida.