La falta de un patrimonio y la difícil situación económica, orillaron a Jessicca, su esposo y tres hijos, a vivir en un terreno abandonado que apenas cuenta con dos cuartos en obra negra; uno de ellos el que usan como recámara y otro el que utilizan como baño, ambos sin puertas, a esto se le suma el hecho de que no cuentan con ningún servicio y su higiene depende del agua que les regalan los vecinos o sus padres que viven cerca del lugar.
En la calle Altar San José de la Colonia Horizonte Azul, en un terreno sin número, Jessica y su familia encontraron un lugar donde vivir, protegidos por algunas bardas aunque no es un hogar, pero presenta para ellos la oportunidad de no vivir en la calle, pues su forma de vida depende de un sueldo reducido que también se vio impactado con la contingecia sanitaria y con el que comunmente no les para comer, sin embargo, la caridad y la recolección de pet, ha sido un forma de obtener un a moneda que les ayude a cubrir su más grande necesidad que es la alimentación.