"Y esos desperdicios, precipitadamente, al compás atolondrado e imprevisto de la tormenta, se iban seleccionando, individualizándose, hasta convertir lo que fue un callejón con un río en un extremo un corral para los muertos en el otro, en un pueblo diferente y complicado, hecho con los desperdicios de los otros pueblos. Allí vinieron, confundidos con la hojarasca humana, arrastrados por su impetuosa fuerza, los desperdicios de los almacenes, de los hospitales, de los salones de diversión, de las plantas eléctricas?" Este fragmento forma parte del libro "La hojarasca", de Gabriel García Márquez, el cual nos lleva por primera vez a un pueblo de ficción llamado Macondo con un contexto de desperdicios producidos por la modernidad; pero para los pobladores de San José del Cabo, no es una ficción este tipo de escenarios distópicos; ya que La colonia Pablo L. Martínez está dando lugar a formaciones de múltiples basureros clandestinos.