De septiembre a diciembre es temporada de liberación de tortugas marinas. Una experiencia que en muchas ocasiones se puede ser testigo, siempre y cuando se sigan ciertas recomendaciones para la preservación de la especie.
Para realizar una liberación, en las playas primero se realiza un acordonamiento del área, esto para tratar de poner lisa la arena y así facilitar el camino de los quelonios hacia el mar.
Durante las liberaciones, las fotos están permitidas, siempre y cuando se realicen sin flash ya que las tortugas se guían por el destello de la luna sobre las olas o la espuma del mar y esto es para que no se desorienten y sigan su camino hacia el agua.
Esta actividad se rige bajo la NOM- 162 que marca las pautas para hacer estas actividades y ahí se establece que se debe evitar el contacto para evitar alterar su proceso de integración al mar.
Las liberaciones se hacen al atardecer para evitar que se deshidraten las tortugas y antes del anochecer porque es cuando hay mayor actividad de depredadores.
De las liberadas, sólo una de cada mil. Llega. A la vida adulta. Además, se cree que cuando alcanzan su madurez, vuelven a la playa que las vio nacer, para poner sus propios huevos.