Desde hace más de 10 años, el señor José Alberto Parra duerme en las calles y pide monedas para poder comprar un plato de comida. Una historia de vida que fue arrastrada por las adicciones y el consumo de drogas.
Nacido en Guasave, Sinaloa, don Alberto Parra se hizo huérfano a los 2 años de edad, siendo criado por su abuela y sus tías maternas, donde cuenta que sufrió violencia y abusos por parte de sus primos mayores.
Al llegar a la edad madura, contrajo matrimonio con su esposa Lorenza Mungaray, de quien concibió 5 hijos y un hijo adoptivo. En esta etapa de su vida, Don José Alberto cuenta que comenzó a perderse en el consumo excesivo de drogas y al ver el daño que le estaba haciendo a su familia decidió dejar su casa y comenzar a rentar, sin embargo, la falta de un trabajo y una vida estable lo llevaron a las calles, obligándolo a pedir dinero para tener un plato de comida y durmiendo en lugares públicos.
''Yo los dejé fortalecidos, con una buena casa, enseñados a trabajar, me retiré de ellos para no dañarlos, andaba de vicioso en ese tiempo y mal portado''.
Con el pasar de los años, Don José Alberto deambula en las calles con un pequeño morral, un bastón hecho de palo de escoba y su fe en Dios, a quien se encomienda todos los días para poder sobrevivir un día más y poder llevarse un bocado a la boca.
Tras una vida llena de arrepentimientos, Don José Alberto aconseja a los jóvenes a alejarse de los consumos, no dejarse llevar por la curiosidad y acercarse a la fe en Dios. Mientras que a padres de familia les pide estar atentos de sus hijos, conocer sus entornos y mantener buena comunicación con ellos para que en un futuro no tengan que contar una historia como la suya. }
''Voltearse los ojos para adentro y ver una realidad de que una frustración, una amargura, más rapidez en el trabajo, más fuerza física, no la dan las drogas''