Nío es un pequeño poblado ubicado a 8 kilómetros del municipio de Guasave, el cual mantiene su esencia colonial viva y legado histórico, este lugar fue escenario de evangelizaciones masivas a partir del siglo XVI hasta el siglo XVIII antes de que los jesuitas fueran expulsados.
Los vestigios que se encuentran en Nío, por lo cual es conocida esta comunidad, es considerado el primer cimiento jesuita el cual comenzó en el año de 1591 con la llegada de Gonzalo de Tapia y Martín Pérez, el ultimo considerado el primer evangelizador de la región, quien asentaría las bases para que tiempo después el padre Kino levantara parte de una de las edificaciones jesuitas más importantes.
La estructura está construida con ladrillo pegado con argamasa y aún conserva la bóveda de media naranja que caracteriza la construcción jesuita.
Antonio Enrique Quiñonez Morales habitante de Nío y quien ha vivido sus 61 años de edad en esta comunidad, asegura que el pueblo tiene un atractivo con potencial para convertirse en pueblo mágico, ya que su riqueza cultural e histórica con más de 400 años hacen a este poblado muy especial en el estado de Sinaloa.
Nío también es conocido por sus festividades, tales como la de San Ignacio de Loyola, santo al que festejan cada 31 de Julio con la tradicional feria, música y misas en su honor.
En la parroquia se encuentra la imagen de este santo, la cual tiene la peculiaridad de ser labrada en piedra por tribus precolombinas a la llegada de los primeros jesuitas y que habitantes de Nío glorifican por sus milagros.
Además, este es un poblado en el que turistas tendrán la oportunidad de observar casas de que fueron edificadas hace más de 100 años.