Luego del asesinato de dos taxistas, un conductor de Uber, y uno más desaparecido; los trabajadores del volante han extremado precauciones para evitar ser una víctima más de la inseguridad que priva en la ciudad.
Por temor trabajadores del volante se rehúsan a dar declaraciones sobre los hechos violentos contra el gremio; sin embargo pareciera que el silencio dice más que mil palabras, el temor y repudio ante los hechos ocurridos es evidente en el rostro de los trabajadores del volante en Los Mochis.
Algunos sólo se limitan a pedir justicia por sus compañeros que fueron asesinados, otros demandan a las autoridades de los tres niveles de gobierno, garantías de seguridad para ejercer su trabajo con absoluta tranquilidad, y seguros de que regresarán a casa.
Por las noches, el trabajo se vuelve complicado para taxistas, algunos por miedo han desistido de la actividad tras los acontecimientos.