En Michoacán, la adopción de niños continúa enfrentando dificultades, con solo un escaso 2% de los aproximadamente 400 menores sin padres logrando encontrar un hogar en el año 2023. A pesar de los esfuerzos del sistema DIF y de los posibles adoptantes, las adopciones siguen siendo un proceso complejo, marcado por desafíos administrativos y sociales.
El licenciado en derecho Óscar Leonardo Espinoza, quien ha trabajado de cerca en este ámbito, destaca la complejidad de la adopción, que va más allá de un simple acto jurídico. Señala que el proceso inicia con una solicitud al DIF estatal, el cual cuenta con un consejo especializado encargado de evaluar la idoneidad de los solicitantes.
Sin embargo, a pesar de un procedimiento jurisdiccional voluntario y corto, la etapa administrativa a cargo de los sistemas DIF puede retrasar las adopciones, ya que es necesario que los posibles adoptantes cumplan con ciertas características que se ajusten a las necesidades de los menores.
Además, los tiempos y los gastos asociados también son un factor determinante en el proceso. Según Espinoza, el trámite completo puede demorar hasta 8 meses y generar gastos de gestión que rondan los 20 mil pesos en honorarios y pago de derechos, lo cual puede ser una barrera para muchas familias.
Los datos públicos del DIF Michoacán revelan una brecha significativa entre el número de niños en proceso de adopción y el número de familias interesadas en adoptar. Solo entre 35 y 40 familias buscan adoptar, y de ellas, solo nueve están en vías de hacerlo. Este desequilibrio refleja la necesidad de abordar los desafíos y obstáculos que persisten en el proceso de adopción en el estado.
Aunque la adopción es un acto de amor y solidaridad, su complejidad administrativa y social requiere de un compromiso conjunto de las autoridades, las instituciones y la sociedad en su conjunto para garantizar que cada niño y niña pueda encontrar un hogar amoroso y estable donde puedan crecer y desarrollarse plenamente.