Frente al Periférico Paseo de la República, entre figuras hechas de material reciclado se encuentran las instalaciones del museo que convierte lo que muchos ven como basura, en esculturas que llaman la vista de toda persona.
Con más de 8 años de existencia, el recinto alberga toneladas de residuos para brindar atracciones y actividades a al menos 70 personas al día que acuden al lugar.
Gustavo Gonzáles, coordinador del museo: "Existen muchas necesidades dentro del municipio y una de ellas es la educación ambiental, necesitamos compartir la educación ambiental y para ello, necesitábamos un lugar que comenzara a compartir esta información y este museo de eso se trata".
Ofrece el servicio de manera gratuita para tener en la capital michoacana un buen manejo de los residuos y evitar que el planeta tenga mayores afectaciones de las que ya no se pueden revertir.
"Tenemos agendado, la mayor cantidad de la agenda son escuelas del nivel básico, desde jardín de niños, primaria secundaria y también tenemos agendadas algunas universidades, pero igual son, las familias vienen, frecuentemente, en sí, no está destinado específicamente para alguno".
Cartón, botellas, papel, casetes, televisiones, computadoras y taparroscas, son los materiales con los que fueron construidos los objetos que adornan el museo, de igual forma, el mobiliario está hecho con plástico reciclado.
"Les damos algunos talleres por ejemplo de composta, donde conocen el procedimiento de la lombricomposta incluso, les damos una lombricita que puedan tenerla en sus manos, que puedan sentir su textura, el movimiento y que puedan conocer que estos animalitos nos ayudan también a mejorar nuestro medio ambiente".
Actualmente, los residuos electrónicos llegan en abundancia al museo, ya que el constante avance tecnológico provoca que aunque los aparatos funcionen, ya no se consideren útiles para las personas por pasar de moda.
"Los residuos electrónicos que muchas veces tenemos algún aparato que se nos descompuso y lo tenemos en casa pensando que pudiéramos repararlo más adelante pero sin embargo, ese aparato una vez que deja de recibir la electricidad para que funcione empiezan a liberar productos químicos que empiezan a generar daños en la salud".
En el museo colaboran 25 personas, la mayoría de la tercera edad, los más jóvenes son los encargados de llevar a cabo los talleres.