El consumo de aguacate se disparó durante la última década de manera mundial, señal de ello es que Michoacán incrementó su exportación a otros países, de acuerdo al Instituto de Investigadores sobre Recursos Naturales, el Estado produce el 75% del volumen nacional, siendo los municipios que más destacan por esto, Uruapan, Acuitzio, Morelia y Apatzingán.
Sin embargo, la expansión del cultivo está ocasionando daños ambientales como la alteración del proceso hidrológico por el uso excesivo de agua que muchas huertas requieren. Son las huertas bajo condiciones de riego las que llegan a requerir hasta 2 mil 355 litros de agua para poder garantizar un buen producto, en cambio las de temporal, que requieren solo del agua de las lluvias muestran un panorama más favorable para el ecosistema.
Este estudio evidencia que el cultivo de aguacate requiere de grandes volúmenes considerables de líquido vital que puede poner en riesgo la disponibilidad de este recurso para la población y hasta el desarrollo de otros cultivos o actividades económicas del Estado.
El término oro verde suele utilizarse para nombrar a los productos vegetales cuyo auge deriva en una gran derrama económica para los productores. Mientras que en el siglo XIX el henequén yucateco empleado para la fabricación de hilos y tejidos recibió esa denominación, en la actualidad es el aguacate michoacano el que la ostenta.
En semanas pasadas el gobernador Alfredo Ramírez Bedolla presentó a los directivos de la Asociación de Productores y Empacadores Exportadores de Aguacate de México (APEAM), el proceso de certificación voluntaria para evitar prácticas de deforestación y cambio de uso de suelo por cultivo de aguacate en Michoacán. Recordó que en Michoacán hay 49 mil 118 huertas certificadas para la exportación, de las cuales, el sistema satelital Guardián Forestal identificó 819 que modificaron el suelo forestal de manera ilegal para el cultivo de aguacate.