A poco de la llegada del día de muertos y la colocación de los altares, la venta de productos ya comienza a dejar ganancias, aunque en los productores de la calaveritas de azúcar se notó un decremento en los últimos años, dejando hasta un 30% de reducción en sus ganancias. La producción masiva del característico dulce, por parte de empresas que cuentan con maquinaria para realizar más piezas en menos tiempo, es uno de los retos a los que actualmente se enfrentan quienes aún la elaboran de manera artesanal, pues ellos se preparan desde meses atrás, específicamente desde enero, para tener listo lo que será su venta de temporada. Aun así, hay quienes conservan la tradición desde hace más de 70 años, ha vivido de generación en generación la elaboración.
Otro de los factores que pudieran ser un problema para los vendedores, es la innovación, pues los compradores más jóvenes actualmente buscan opciones novedosas, ya no el típico cráneo de azúcar, sino cosas más representativas del Estado de Michoacán e incluso piezas que simulen a los animales en compañía fallecidos.
Karina Jiménez, productora de calaveritas: "Antes no se le ponía, se escuchaba que lo de los altares a los gatitos y a los perritos, ahorita no, ahorita ya está muy innovado lo de los perritos, entonces tratamos de innovar y ponerles un altarcito ahora a ellos, hay mucha gente que es muy amante pues a los perros".
Aparecen en sustitución a los cráneos que en tiempos precolombinos se usaban en los Tzompantlis con la finalidad de honrar a sus dioses. Recuerdan a la muerte siempre presente, ese paso inevitable de lo terrenal a lo místico. Sus raíces son muy antiguas: parece que los árabes llevaron el nombre y la técnica de los alfeñiques a España y de allí pasó a México y se extendió rápidamente, pues la costumbre de honrar a los muertos unió la tradición indígena a la española.