Lágrimas, felicidad y una euforia desbordada al tocar el coche en el que se transportaban las reliquias de San Judas Tadeo, es lo que se vio esta mañana en el Centro Histórico de Morelia. Feligreses siguieron por aproximadamente media hora el trayecto del santo de las causas perdidas.
Claudia Cornejo, feligrés: "Ay pues por la fe que le tenemos a San Juditas y los favores que nos ha hecho, estamos aquí desde las 6 de la mañana, bien temprano que llegamos, es un privilegio y lo importante es venir a ver sus reliquias y que pues toda mi familia somos católicos, tenemos la fe bien puesta en él".
Las reliquias son restos físicos u objetos asociados con santos y su veneración representa un acto de devoción hacia aquellos que han llevado una vida ejemplar en la fe. La mayoría de los morelianos que acudieron a recibir las de San Judas, son creyentes desde pequeños.
Alejandra Ramírez: "Pues yo quería ver las reliquias de San Juditas Tadeo, fue una experiencia muy maravillosa, sentí muchas ganas de llorar, es una cosa muy hermosa estar aquí, pues yo tengo ya casi 15 años siendo devota de San Juditas Tadeo y me ha hecho muchos milagros, uno de ellos es que estoy enferma y pues me ha sacado adelante".
Las reliquias llegaron a la Catedral de Morelia para ser bendecidas y veneradas por los asistentes al recinto sagrado, permanecerán en el lugar hasta mañana a las 4 de la tarde cuando realizará un recorrido por diversas iglesias de la capital y posteriormente partirá de la ciudad.
Rosario Manríquez: "Tengo 63 años y soy devota de San Judas Tadeo porque él me ha ayudado en todo lo que le pido, todo, todo, pues le pedí con mucha fe y me ayudó después de 32 años, sí gracias a dios y a mi San Judas Tadeo mis hijos que los tengo allá en California".
Pancartas, fotografías, rosarios y niños con la vestimenta del santo, llegaron a la Catedral para apreciar uno de los acontecimientos más importantes en la ciudad para los creyentes de la religión católica y del santo de los imposibles, que a decir de los feligreses, cumple los milagros por más difíciles que se vean.