El 23 de marzo el gobernador Quirino Ordaz Coppel anunció el cierre de los cines cómo parte de las medidas preventivas para evitar la propagación del COVID-19.
Al día siguiente, los cines ya no levantaron sus cortinas y retiraron sus carteleras, colocando emotivos mensajes en el espacio donde normalmente debían anunciar los nuevos estrenos y horarios.
Por más de 3 meses, las salas de cines estuvieron cerradas, y hoy que pueden aperturar deben adoptar un nuevo protocolo para que sea seguro acudir a ver películas.
Entre las medidas sanitarias que se están tomando como parte de la nueva normalidad, están la protección completa de todos los colaboradores, con cubrebocas, guantes y caretas, y la sanitización de las salas después de cada función, a fin de garantizar que sean espacios libres del virus.
Los visitantes deben usar cubrebocas, y al momento de entrar sanitizar su calzado en los tapetes que se colocaron en los accesos, también se les toma la temperatura, que si es superior a los 37.5 grados es impedimento para ingresar a las instalaciones.
Una vez adentro, se invita a adquirir los boletos y cualquier artículo de dulcería a través de las aplicaciones y en pago con tarjeta para evitar el intercambio de dinero o algún tipo de contacto muy directo entre los trabajadores y los clientes.
En las salas, se permite la entrada únicamente a la mitad de la capacidad, con asientos separados para respetar la sana distancia, y la puerta permanece abierta durante la función para que haya mejor ventilación. Al finalizar la película, personal del cine les indica a los usuarios salir de forma ordenada, respetando la sana distancia.
Estas medidas deberán aplicarse también para aquellas empresas cinematográficas que han decidido retrasar su reapertura, una de ellas, por políticas del corporativo, recibirá nuevamente en sus alas a los fanáticos de las películas hasta el próximo lunes 29 de junio, mientras que la cadena de cines local no ha dado fechas para su regreso.