El sábado 6 de junio, Carlos Muñoz ingresó al Hospital Regional 45 del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) por su propio pie después de perder el conocimiento en su domicilio; sin embargo, lo que comenzó como un diagnóstico del corazón, pero medianamente estable, terminó en una muerte por sospecha de Covid-19, causa que sus familiares niegan.
Silvia Muñoz, hermana de Carlos, narró las horas de incertidumbre que tuvieron que pasar luego del cambio de diagnóstico e irregularidades que les arrebataron a su hermano sin poder verlo.
"Todo bien, pero estable, estuvo en urgencias y de ahí lo pasaron a piso. Estuvimos todos, estuvo su esposa, su hija, otro de mis hermanos, de mis hermanas, yo y todo bien. La noche que se queda mi cuñada, él empieza con temperatura, pero le hablo de una temperatura de 38°, de ahí no le pasó. A la madrugada la sacaron y ya no la dejaron estar con él, lo aislaron (...) nos dijo que sí, que se tenía que ir. Le dije que si estaba en sus manos esto, pues si era para la mejoría de mi hermano que lo hiciera, pero para esto ya nos dio el diagnóstico que era posible Covid y yo le dije que no".
Una vez diagnosticado con posible Covid-19, Carlos fue trasladado a la Clínica 110 del IMSS la mañana del domingo; sin embargo, desde la madrugada ya no volvieron a verlo ni saber de él hasta que se informó de su muerte.
Además, aseguran que esta clínica está vigilada por la Guardia Nacional, quienes intimidan a familiares de pacientes internados.
"Nos lo quitaron en un instante y ya no supimos nada. Se va uno a la 110 y ningún médico sale, ni una enfermera, nadie te dice qué es lo que está pasando. Tuvo mi cuñada que bajar una plataforma con su número de paciente y de ahí fue cuando le hablaron el domingo el mañana que estaba estable y a los 15 minutos le hablan y le dicen que había fallecido".
Silvia aseguró que a su hermano no se le hizo la prueba de Covid, y a pesar de no confirmalo, en su acta de defunción pusieron tres causas: un choque séptico, neumonía atípica y sospecha de Covid-19.
Además, señalan que una de las médicos aceptó que el fallecimiento había sido por un infarto y no por Covid-19; sin embargo, el acta ya se había validado por el director de la clínica.
Lo único que piden es justicia y un trato digno para los pacientes, pues aseguran que la espera de un diagnóstico se convierte en un calvario y sus familiares mueren solos.