Para el artista Guillermo hay un lenguaje recurrente en el arte fronterizo, que incluso se puede ver en otras partes del mundo, y siempre esta ligado a lo decadente hablando del paisaje que proyectan los artistas en su obras. No existe una base de datos o estadísticas que aborden los temas de los artistas visuales sobre la frontera entre México y los Estados Unidos de América. Pero hay varios Centros Culturales a lo largo de la línea divisoria como el Museo de Arte de EL Paso y el Museo de Arte de Mexicali que exhiben obras de estos artistas que exploran el tema de la frontera. También hay Galerías y Exhibiciones Especializadas en ciudades fronterizas como en otras partes del mundo. Y este es un fenómeno que artistas como Guillermo Echeveste describe la frontera como una "herida" que los artistas fronterizos buscan sanar a través de su sensibilidad y cuestionamiento. Para él, el arte es una herramienta que permite abordar y cuestionar las problemáticas humanas, especialmente aquellas relacionadas con la migración y las barreras que esta enfrenta. Las diferencias culturales entre el norte y el sur de México están muy marcadas pero Echeveste señala una diferencia significativa en cómo se viven las culturas prehispánicas en el sur y en la frontera de México. Mientras que en lugares como la Ciudad de México estas tradiciones están profundamente arraigadas, en la frontera la cultura se define más por la influencia binacional y los desafíos locales, como la precariedad y la migración. El artista resalta la "precariedad" como un rasgo distintivo del arte en la frontera, reflejando las condiciones urbanas y sociales de la región. Esta precariedad se manifiesta en el uso de materiales reciclados y en el estilo de vida de la comunidad fronteriza. Además, Echeveste menciona como la migración reciente ha diversificado aún más estas dinámicas, afectando tanto a la frontera como a otras partes de México.