En Naolinco los diseñadores, productores y vendedores de calzado reconocen vivir una de las peores crisis económicas de los últimos años, derivada de la pandemia de coronavirus.
La situación para este sector de por sí ya era difícil por la comercialización de calzado extranjero y la falta de apoyo gubernamental.
A ello, se sumaron las medidas aplicadas desde que inició la contingencia, mismas que provocaron un desplome en las ventas de hasta el 90 por ciento.
El taller de la zapatería La Elegancia es uno de los más antiguos de Naolinco.
Su propietario, Don Ernesto Barradas, aún recuerda cuando el entonces candidato a la presidencia de México, Andrés Manuel López Obrador, visitó el municipio en busca del voto.
En aquel entonces, el ahora Ejecutivo Federal se puso unos zapatos elaborados por él mismo, y se comprometió a respaldar a los fabricantes de la región.
Lo dicho por el mandatario se redujo a promesas aún sin cumplir, y la situación económica del sector se vio gravemente afectada por la pandemia.
Pero la crisis de salud afectó igualmente a los vendedores, quienes independientemente de tener un local comercial o trabajar en las calles tuvieron que acondicionarse a las medidas sanitarias y ajustar sus horarios por disposición de las autoridades municipales.
Entre un 60 y 80 por ciento de la actividad comercial de Naolinco depende de la elaboración de calzado y artículos de piel, los cuales son exportados a diferentes regiones de México y el extranjero.
Dicha actividad no pudo evadir los daños colaterales de una pandemia que, de acuerdo al reporte epidemiológico emitido por la Secretaría de Salud de Veracruz con corte del 18 de junio, en el municipio registra dos casos positivos de covid-19, así como dos casos sospechosos y una defunción causada por la enfermedad.