Desde hace 60 años el Dren Navojoa fue construido, su propósito era el desfogar las descargas pluviales de la ciudad y prevenir inundaciones, sin embargo a lo largo de los años se le ha brindado otro uso.
Ahora las descargas de aguas residuales se han vuelto una práctica común, a cielo abierto y frente a familias que radican a un costado del lugar, ya se considera una amenaza latente.
Evangelina y los cinco integrantes de su familia, tienen 24 años viviendo a un costado de este dren, saben que viven en peligro constante pues además de los malos olores y la presencia de moscos está la inseguridad y el alto grado de contaminación que mina la salud de los suyos.
"Pues la peste, el mosco, los perros muertos que tiran ahí, aparte lo inseguro que es, porque es un cochinero", describió.
Pero la situación de alerta no termina para algunas cuantas familias, desde hace años el gobierno federal condicionó la construcción de unos de los hospitales más importantes de la zona a que el dren fuera embovedado y así se hizo, pero solo en un 50%, el resto de sus varios kilómetros sigue a cielo abierto.
Actualmente el nuevo hospital va a poco más del 50% de avance, son más de 1,800 millones de pesos y contempla 90 camas; el dren Navojoa podría impactar las condiciones sanitarias.
"Ahorita hay moscos en exceso por la humedad y la maleza, forzosamente nos encerrarnos temprano", pronunció.
Colonias como Tierra blanca, Tetanchopo y San Ignacio están expuestas, familias con hasta 40 años radicando en el lugar, más de 300 familias en peligro latente.
En 2019, el Consejo Económico y Social de Navojoa alertó la amenaza de salud y la necesidad de hacer cambios considerados urgentes, pero nada pasó.
En el año 2021, el Gobierno del Estado de Sonora destinó casi 50 millones de pesos para embovedar más de 570 metros lineales del dren Navojoa ubicado sobre el bulevar centenario, pero ocultarlo no hizo que nada cambiara las descargas siguen.
"Ya por las tardes se sienten los malos olores, lo fuerte que huele el Dren aquí", señaló José Urías, quien radica en San Ignacio, también expuesto a un costado del Dren.
Para familias con asentamiento en el poniente de Navojoa, el Dren es un riesgo con el que forzosamente tienen que convivir, mientras la autoridad ha hecho oídos sordos a un evidente peligro sanitario.