Envía mensaje de Navidad Obispo

Hermanos laicos, seminaristas, vida consagrada, diáconos y sacerdotes de Ciudad Obregón:

Me permito sugerirles tres actitudes para esta Navidad:

1. Asombrarnos, no perdamos esta capacidad. Los niños se asombran de todo. Si perdemos el asombro perdemos muchísimo. Asombrarnos que Dios ha querido darnos todo en su Hijo. "Si los cielos y los cielos de los cielos no pueden contenerle" (2 Cr 6,18) y por amor a ti y a mí ha querido que su Hijo sea uno como nosotros, sin dejar de ser Dios.

2. Gratitud. No hemos hecho nada para merecer tal don. "El Hijo de Dios se ha hecho hombre, para que el hombre sea hijo de Dios. Es pura gracia" (San Agustín).

3. El asombro y la gratitud nos conducen a la alegría, pero no a la alegría que ofrece el mundo y muchas veces buscamos y queremos alcanzarla a toda costa, sino la alegría de la que nos habla Jesús en el Evangelio: "para que mi alegría esté en ustedes" (Jn 15,11). La alegría de experimentar que "Dios me ha amado tanto que me ha dado a su Hijo para que tenga vida eterna" (cf. Jn 3,16).

Para ir al pesebre con asombro, gratitud y alegría debemos seguir el camino de la humildad. No puede haber asombro, menos gratitud y mucho menos alegría si no hay humildad. Este es el método de Dios para conquistarnos: se ha hecho pequeño, pobre y este es nuestro camino para encontrarnos con El.

Pero la Navidad no puede quedarse solo en el corazón, si queremos experimentar la alegría del Evangelio, debemos tomar la actitud de los pastores: "fueron a toda prisa, y encontraron a María y a José, y al Niño acostado en el pesebre"(Lc 2,16). ¿Nosotros donde lo encontraremos? El Señor que estuvo acostado en el pesebre, está vivo en su Palabra, está vivo en el Sagrario, y está en vivo en cada hermano, pero sobre todo en los que sufren. Les invito a que salgamos de nosotros mismos, busquemos, toquemos y lo encontraremos en cada hermano. La súplica puede ser "ábrenos los ojos, los oídos y el corazón para que podamos reconocerte, acercarnos y tocarte en cada hermano" y entonces sí experimentaremos "la alegría que nadie puede quitarnos"(Jn 16,22).

A todos les deseo una Santa Navidad de bendiciones y les ofrezco mi oración.

 + Rutilo Felipe Pozos Lorenzini