Miles de familias disfrutan las celebraciones de Navidad y Año Nuevo, sin embargo para las personas con espectro autista lo que debería ser una noche para disfrutar, puede convertirse en un tormento, debido a los ruidos provocados por la pirotecnia.
Tal es el caso del pequeño Miguel Moroyoqui, quien se ve obligado durante cada nochebuena o fin de año a aislarse de su familia y refugiarse al interior de un baño, debido a sus crisis provocadas por el rugir de los cuetes.
Por ello piden a la ciudadanía evitar el uso de la pirotecnia, debido al gran daño que puede provocar a los pequeños con espectro autista.