El ciclo de lluvias en Sonora terminó el pasado 30 de noviembre y a pesar de que el 100 por ciento del Estado está afectado por la sequía, el Gobierno Federal se ha negado a emitir una declaratoria de emergencia.
"De carácter urgente se requiere que nuestro Estado se declare como zona de emergencia ya que en todo el Estado es el mismo pesar del sector ganadero, por lo que requerimos que ya se nos dé una respuesta", indicó Ricardo Flores Argüelles, presidente de la Asociación Ganadera "Rafael Russo Voguel".
Según los reportes de CONAGUA, el 35 por ciento del Estado se encuentra en sequía extrema, mientras que un dos por ciento ya alcanzó los niveles excepcionales.
Esto ha provocado que los Ríos Mayo y Yaqui registren un 98 por ciento de afectación; Mientras que un 21 por ciento del Río Yaqui registra sequía extrema, el 41 por ciento del Río Mayo mantiene afectaciones extremas.
La falta de lluvias y humedad en los pastizales ha provocado enormes pérdidas a los pequeños productores como don René, quien tiene que comprar hasta 200 por ciento más caro el alimento para su ganado y evitar que se le muera.
"Definitivamente la ganadería va en decadencia, no habrá ganado, no habrán becerros para exportación, no habrá movimiento en la región, se va a venir una ruina tremenda en todos los sentidos para las familias del Sur de Sonora", afirmó René Alcántar Bustamante, productor ganadero en Navojoa.
En el Valle del Mayo han muerto más de 600 cabezas de ganado a causa de la sequía extrema, donde la mortalidad aumentó un 140 por ciento en los últimos cuatro meses, generando pérdidas económicas de hasta ocho millones de pesos.
"Si continúa así, yo pienso que muchos pequeños productores dejarán su trabajo, van a desaparecer, el inventario ganadero en la región tiende a la baja considerablemente por la falta de apoyos del Gobierno Federal", señaló Francisco Leonel Cazarez Escalante, presidente de la Asociación Ganadera Rural "Federico Barreras Soto".
El sector ganadero estima, que de no declararse como zona de emergencia a Sonora, la sequía puede arrasar con el 50 por ciento del hato ganadero, lo que pondría en riesgo a la producción de carne y leche en la región durante los siguientes años.