La lectura es una actividad ideal para adquirir conocimientos, ¿pero cuántos lo practican en Cajeme? Por proyectos abandonados del gobierno, son asociaciones civiles son los que buscan rescatar este arte.
Un buzón de libros está colocado en la laguna del Náinari en 2019. La idea es que tomes un libro pero en su lugar dejes otro. Hace años que su interior está vacío. ¿Acaso este buzón es un reflejo del desinterés por la lectura en Cajeme? ¿Qué se está haciendo para incentivar la lectura?
La Biznaga Cartonera es una editorial local fundada en 2013. Su proyecto más actual es Microcajeme, compilación de relatos de escritores regionales. Dan talleres de encuadernado donde las personas hacen su propio ejemplar y se lo pueden quedar totalmente gratis.
La literatura también brilla en las penitenciarías. Mara Romero imparte talleres donde 45 mujeres privadas de su libertad se acercan a este arte. Al final, realizan un producto.
En Obregón hay un único Starbucks y a la vez, es el único en todo el país que tiene una estantería de libros y un club de lectura.
Carlos René Padilla es un escritor local. Ganador 5 veces del Libro Sonorense en distintas categorías. Junto a su esposa y escritora Yuyú Fernández, tienen el programa Fábrica de Historias donde consiguen escritores nacionales e internacionales para dar herramientas de escritura.
Con la tecnología, surgieron nuevos métodos de acercarse a las historias con audiolibros, pero existe un debate si eso sigue siendo leer.
La biblioteca pública municipal está cerrada por daños estructurales. La fachada es un riesgo de derrumbe, hay grietas en la zona de lectura y tiene diversas ventanas rotas. Se plantea la idea de darle a la biblioteca otro uso.
Las opciones están, es cuestión de que uno se acerque y elija el libro de su preferencia. Para todos hay una historia.