Entre los màs ancianos de la comunidad de Chivucù en Tesia, se cuenta la historia de Josè Marìa, mejor conocido como "Matemaiz", un joven mensajero a principios de 1900 que sufrió un asalto en el monte, lugar donde se encuentra su tumba, la cual es una de las màs visitadas de la región.
Los habitantes indígenas recuerdan el caso de un niño, que al ir por leña se perdió por màs de tres días, por lo que la familia desesperada por encontrarlo acudió con el Matemaiz.
Otra costumbre entre los habitantes es sepultar a los bebés que no lograron nacer alrededor de la tumba, pues consideran que el Matemaiz los protegerá en el màs allá.