Con dos bebés sobre la espalda y bajo los intensos rayos del sol, así es como la familia Santiz Velasco busca el pan de cada día en los cruceros de Navojoa.
La pareja es originaria del Estado de Chiapas, lugar que abandonó debido a la extrema pobreza en la que vivían, por lo que decidieron viajar a Sonora, en busca de oportunidades.
"Dejamos Chiapas porque somos pobres, tuvimos que salir para poder comprar un poquito de comida o comenzar a construir una casa", confesó Marta Santiz, migrante chiapaneca.
Ante la falta de empleo, Marta y su esposo, realizan malabares en los semáforos, para poder comprar alimento para sus hijos y ahorrar para continuar su trayecto hacia el norte del país.
"Jugamos con pelotitas aquí en los semáforos, la gente a veces nos apoya con monedas, agua o comida, queremos seguir viajando pero ahorita no tenemos dinero, ganamos muy poquito aquí, porque a veces me dan un poco y a veces no tenemos ni un solo peso al final", indicó la joven.
Según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), así como la familia Santiz, cinco de cada 10 personas abandonan Chiapas debido a la desigualdad social y a la violencia que hay en el Estado, por lo que buscan mejorar su calidad de vida en el norte del país.