La clasificación de clases sociales es fundamental para comprender y abordar las desigualdades dentro de una sociedad, ya que proporciona un marco para analizar cómo las diferencias en ingresos, educación y acceso a recursos afectan a las personas.
Esta clasificación permite identificar disparidades económicas y sociales, facilitando el diseño de políticas públicas que apunten a reducir la brecha entre diferentes grupos socioeconómicos, por lo que la Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco) y el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), en el cual se identifican seis tipos de clases sociales en el país, desde las más vulnerables hasta las más privilegiadas.
El estudio encontró que más del 56% de la población pertenece a la clase baja. Este grupo está conformado principalmente por personas con ingresos mensuales que no superan los 11,343 pesos. Entre ellos se encuentran obreros, campesinos y trabajadores en empleos intensivos que apenas alcanzan el salario mínimo. Además, este segmento de la población a menudo enfrenta inseguridad laboral y dependencia de asistencia social, con muchos empleados en trabajos informales o temporales.
La clase baja-baja, una subcategoría dentro de la clase baja, representa al 35% de los ciudadanos. Este estrato está compuesto por quienes no tienen un empleo formal o estable, incluyendo a personas en el comercio informal, migrantes, o desempleados. Estos individuos enfrentan situaciones de extrema precariedad y suelen depender de ayuda social para sobrevivir.
Por otro lado, la clase media, que abarca aproximadamente al 42% de la población, tiene un ingreso mensual promedio de 22,297 pesos. Este monto puede variar según la ubicación, alcanzando hasta 23,451 pesos en áreas urbanas y bajando a 18,569 pesos en zonas rurales. Las personas en esta categoría suelen tener empleos estables, como técnicos, oficinistas, supervisores y artesanos, con ingresos que permiten una vida relativamente cómoda pero sin lujos excesivos. Este grupo representa alrededor de 15 millones de hogares, es decir, hasta 47 millones de personas.
La clase media-alta, que se distingue por un estilo de vida más acomodado, tiene un ingreso mensual promedio de 77,975 pesos. Este segmento incluye a empresarios y profesionales exitosos que disfrutan de una mayor estabilidad financiera y comodidad. Finalmente, la clase alta está compuesta por familias adineradas que cuentan con diversas fuentes de ingresos y grandes utilidades. La clase alta-alta, la más exclusiva, engloba solo al 1% de la población y está formada por familias con grandes fortunas acumuladas a lo largo de generaciones.
Este análisis muestra una gran brecha entre las clases sociales en México, evidenciando diferencias significativas en la calidad de vida y las oportunidades económicas de los ciudadanos.