Mal y de malas la participación de la gente que se encontraba en las instalaciones del Hospital General del Sur.
La ley de Murphy se hizo canon, pues todo lo que podía salir mal salió mal, primero: la alerta sísmica tardó un minuto en sonar, un minuto que en este tipo de eventos es valioso, segundo: la alerta casi no se escuchó, el sonido fue casi imperceptible y pocas personas se percataron de que había comenzando el simulacro.
Y para ponerle la cereza al pastel, nula participación de la gente que se encontraba en la explanada del hospital, fueron muy pocos los que decidieron acudir a las zonas de seguridad, hasta que acudieron elementos de tránsito municipal a invitar a las personas a participar fue como algunos lo hicieron y varios de plano ni se movieron.
Recuerde que este tipo de simulacros son para saber cómo actuar ante un sismo, por eso es importante la participación de todos.