Descubren sitio de concheros en la Isla Macapule, clave para entender "la Tijuana prehispánica" que fue Guasave.
La Isla Macapule, una de las 17 islas del Golfo de California, ha revelado un importante sitio arqueológico de concheros, considerado uno de los más extensos en el estado de Sinaloa, según lo comunicado por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) . Este hallazgo es crucial para comprender una región que fue un punto de intercambio cultural entre Aridoamérica y Mesoamérica. Influenciada por las sociedades prehispánicas del noroeste de lo que hoy es México y el suroeste de Estados Unidos, así como del centro-occidente del actual territorio mexicano, la isla ofrece nuevas perspectivas sobre esta zona histórica.
En la mencionada isla, se descubrieron ocho impresionantes montículos de conchas distribuidos a lo largo de 8 kilómetros desde la línea de playa. Estos montículos tienen alturas que oscilan entre 8 y 12 metros y una circunferencia de aproximadamente 30 metros en su base. La exploración arqueológica, apoyada por la Secretaría de Cultura federal, registró un total de 15 sitios arqueológicos en un tramo de 30 kilómetros entre los poblados de Chorohui y La Pitahaya. De estos sitios, 12 han sufrido graves daños debido a la agricultura intensiva, dejando a la vista solo restos de cerámica y herramientas líticas como metates.
A 10 kilómetros de la costa, se encontraron dos sitios adicionales que abarcan 6 y 3 hectáreas, respectivamente. Estos sitios presentan grandes acumulaciones de conchas, restos de carbón y numerosos fragmentos cerámicos, que indica que allí se procesaba este recurso.
Aunque la excavación de los montículos de concha en la Isla Macapule deberá esperar a un acuerdo entre el Centro INAH Sinaloa y la Universidad de Oklahoma, Vivero Miranda considera que el sitio promete revelar contextos significativos similares a los hallazgos realizados por el arqueólogo estadounidense Gordon F. Ekholm y su equipo en el Sitio 117, conocido como "El Ombligo", en Chorohui, en 1938.
Ekholm descubrió que "El Ombligo" presentaba dos fases de ocupación: la primera, entre 650 y 1150 d.C., relacionada con la tradición Huatabampo, mostraba inhumaciones con pocos materiales, como botellones de cuello largo y algunos objetos de concha; la segunda, que abarca de 1150 a 1450 d.C., corresponde al complejo arqueológico Aztatlán y presenta un trabajo funerario más variado. Por ejemplo, un individuo fue enterrado con un conjunto de aproximadamente 3,000 cuentas de concha, mientras que otros recibieron cráneos-trofeo o cuchillos de pedernal, entre otras piezas.
El Proyecto Arqueológico Guasave (PAG) busca entender cómo los antiguos habitantes de la región integraron elementos culturales no locales provenientes de áreas distantes en su vida cotidiana.
Una vez completados los estudios pertinentes, el Centro INAH Sinaloa, bajo la dirección de Servando Rojo Quintero, colaborará para que se obtenga eventualmente la declaración de Zona de Monumentos Arqueológicos, lo que garantizaría la protección y el estudio continuado del sitio. Se considera que, además de las dunas, los alrededores de los manglares en esta Área Natural Protegida podrían esconder otros sitios de ocupación prehispánica.
Históricamente, el uso de conchas y caracoles fue común para la fabricación de cuentas, pulseras, pendientes, pectorales, brazaletes, ajorcas, orejeras, anillos y otros adornos personales.