Con las manos ocupadas cargando sus coloridas piñatas y recorriendo las colonias poblanas, doña Tere empieza a ponerle color y esencia a estas próximas fechas decembrinas.
El oficio heredado por la familia desde hace 50 años ha hecho que Doña Tere año con año haga de la elaboración de piñatas, la manera de ganarse la vida, siendo piñatas de tan solo 30 centímetros las que elabora junto con sus hijos siendo su principal fuente de empleo.
"Yo empiezo desde enero a hacer piñata, primero empiezo haciendo la ollita, el cono se corta, se pega y ya que está todo elaborado ya se empieza a ponerle lo que es ya el metalizado".
En tan solo un año elabora junto con sus hijos un aproximado de 1000 piñatas, hacerlas no es sencillo se requiere mucha práctica y paciencia para hacerlas coloridas.
"Es poco a poco porque no es de momento esté al día al menos unos 500, no, no al día se hecha usted como 25 piñatas vestidas, lleva mucho su labor, osea ahorita usted la ve que ya es piñatita pero lleva mucha labor".
El oficio de hacer piñatas le ha servido a doña Tere para sacar adelante a la familia además de que en diferentes plazas y mercados es en donde doña Tere hace sus entregas, sin embargo lo colorido de las mismas hace que las personas le compran cuando camina por la calle.
"Siempre les ha gustado los colores más que nada colores rechinantes que no son ahora si opacos porque tiene usted que buscar, comprar el papel tiene usted que buscar los colores que estén chillantes para que así le de colorido a la piñata".
La satisfacción es mayor para doña Tere cuando al caminar, las personas se llevan una piñata que ella elabora y que sabe que la misma, sacará una sonrisa a niños y grandes.
"Hay es que están bonitas, se van con ese gusto es lo que más satisface a mi, de que pues les guste, les guste más que nada porque dice usted le está dando un producto que le gusta a la gente".