Chicos, medianos, grandes, redondos, para guardar las tortillas, ocuparlos como cestos de ropa o para ir al mandando, seguramente usted en casa, tiene un "chiquihuite de otate", el cual es fabricado por manos artesanales del municipio de San Juan Tzicatlacoyan.
En cada hogar de este municipio, los pobladores, trabajan diversas artesanías, una de ellas el otate, una planta que proviene del cerro del Tentzo y que con ella realizan los famosos "chiquihuites". Don Adolfo desde hace 40 años, elabora esta artesanía, sin embargo hoy por el COVID-19, trata de sobrevivir como puede.
Cuchillos, segueta y un cuero para "chimar el paquiote" o material, junto con las manos, es lo que ocupan para fabricar una pieza en la que pueden tardar días en elaborar, y no es muy bien pagado, por lo que tienen que recurrir a otros oficios para llevar comida a la casa.
El COVID-19, al igual que en muchos otros oficios les ha jugado una mala pasada, el material se encuentra rezagado, los mercados se encuentran cerrados y no hay forma de comercializar el producto.
Los talleres de artesanos en Tzicatlacoyan están cerrados y las personas que compran regatean los precios, ellos piden valoren el trabajo que cuesta hacerlo.
"Pues ahorita con la contingencia está la cosa crítica porque el trabajo está detenido, no hay quien lo compre, en la ciudad no lo compran y todo el material está rezagado, no hay venta", señalo don Adolfo, artesano de San Juan Tzicatlacoyan.