Una aparente tranquilidad ha regresado a San Juan Pilcaya, junta auxiliar del municipio de Chiautla de Tapia, a dos años del sismo de 7.1 grados que sacudió y estremeció a Puebla.
Aquí, a 132 kilómetros de la capital poblana, se desarrolló el epicentro de tan devastador fenómeno de la madre naturaleza; los crudos recuerdos del acontecimiento prevalecen en la memoria de sus habitantes.
A 24 meses, su iglesia por fortuna, ha logrado reabrir sus puertas para los feligreses; además de que la reconstrucción de las más de 70 viviendas afectadas, se encuentra en un 90% comentaron los habitantes.
Los únicos inmuebles sin intervenir son la presidencia auxiliar y un pequeño local que en su momento funcionó como tienda LICONSA.
A pesar de los avances significativos, ciudadanos señalaron que los apoyos económicos brindados de 40 mil pesos para daños parciales y 120 mil pesos para daños totales, fueron insuficientes, dado que tuvieron que invertir de sus recursos, para lograr la edificación de los hogares.
Por otra parte, hay otras casas incompletas, que tanto organizaciones civiles, como los gobiernos federales y estatales pasados, dejaron en el olvido; hogares que por cierto, están construidas a base de cemento y tabiques naranjas, sin un castillo y colado que les de fortaleza.
Es importante señalar que algunos procesos de restauración aquí en Pilcaya, se llevaron a cabo gracias a las autoridades municipales, pero en su mayoría por las aportaciones que hicieron los familiares que radican en los Estados Unidos, como por ejemplo el pequeño zócalo, dado que se cansaron de esperar los recursos estatales y federales.
La vida sigue su curso en San Juan Pilcaya, donde sus habitantes, esperan nunca más volver a ser testigos de otro sismo de tal magnitud, así como el apoyo faltante de los recursos económicos.