El 8 de marzo de 2024, la marcha feminista en La Laguna enfrentó la represión más violenta de su historia. Las manifestantes denunciaron agresiones físicas, intentos de detención ilegal y el uso excesivo de la fuerza por parte de policías municipales y agentes vestidos de civil.
El enfrentamiento comenzó en el bulevar Miguel Alemán cuando una asistente realizó actos de iconoclasia. Un agente de seguridad la derribó al suelo. "Reaccionamos de inmediato para evitar que se la llevaran. Pero entonces un policía ordenó: 'Llévense mejor a las que la estaban defendiendo'", relató Paola, una de las víctimas.
Las manifestantes fueron conducidas a un callejón, donde sufrieron agresiones. "Vi a mi compañera desvanecida y le gritaba a la policía: 'Suéltala, la vas a matar'. Ya no tenía fuerzas ni para resistirse", recordó Paola. Natali, otra de las afectadas, agregó: "Me asfixiaba. Solo recuerdo que estaba con mi compañera y, de repente, cuando me sujetó, miré al cielo y mi vista se nubló".
Las agresiones fueron perpetradas por policías municipales de Gómez Palacio, equipados con escudos y armamento antimotín. También participaron agentes vestidos de civil en camionetas sin placas, presuntamente de la Vicefiscalía. Intentaron subir a las detenidas a una de estas camionetas, pero al notar que la escena estaba siendo grabada, optaron por trasladarlas en una patrulla.
"Con un silbato logré llamar la atención de una compañera del contingente. Poco a poco llegaron más integrantes de las colectivas y lograron rodear la patrulla", explicó Paola. La presión de las manifestantes forzó la liberación de las detenidas, pero la represión continuó. Policías con equipo antimotín avanzaron en formación, intentando encapsular a la marcha. Sin embargo, el último grupo de manifestantes se tomó de los brazos y resistió, logrando salir de Gómez Palacio.
Represión en Torreón
En Torreón, la primera agresión a la marcha del 8M no fue física ni verbal, sino simbólica. Desde un día antes, se restringió el acceso a la Plaza Mayor, punto de llegada de la manifestación, para dar paso a la exhibición de tres vehículos clásicos con una lona que decía "Feliz Día de las Mujeres".
"Cuando llegamos a Plaza Mayor, nos dimos cuenta de que estaba completamente sellada con vallas y policías detrás de ellas, en su mayoría mujeres, aunque también había hombres", dijo Sofía Díaz, abogada, activista y una de las organizadoras de la marcha.
El acomodo de las vallas encapsuló al contingente, lo que generó molestia. Aun así, el evento continuó. Mientras madres de personas desaparecidas leían un pronunciamiento, las policías respondieron con burlas. "Las compañeras comenzaron a acalorarse y a reaccionar ante las provocaciones de las policías. Se escuchaban gritos: 'Hay que tirar la valla'. Quienes lograron cruzarla fueron agredidas, arrastradas, jaladas del cabello y sometidas con uso excesivo de la fuerza", detalló Díaz.
Aunque las organizadoras llamaron a la calma, ya que infancias y maternidades estaban al frente, la policía lanzó gas lacrimógeno y continuó con las provocaciones.
Ante estos hechos, las colectivas interpusieron una queja ante Derechos Humanos. Esta semana, se emitieron medidas cautelares contra el Ayuntamiento de Torreón, encabezado por Román Alberto Cepeda, así como contra los cuerpos de seguridad municipales y estatales, con el objetivo de evitar la repetición de estos actos. Sin embargo, en Gómez Palacio, gobernado por Leticia Herrera, la queja no prosperó.
"No podemos permitir que operen con impunidad. Hoy somos las mujeres, pero mañana pueden intentar silenciar a otros grupos. La lucha por nuestros derechos no puede retroceder", finalizó Sofía Díaz.
La represión de las fuerzas de seguridad evidencia un intento de frenar la protesta y acallar las demandas de justicia. Pero las mujeres han dejado claro que no se detendrán. Con o sin vallas, seguirán tomando las calles, porque la lucha por sus derechos y la memoria de quienes ya no están no se negocia.