Cuando un padre reprime a su hijo por las actitudes, emociones o costumbres que posee, provocan que el menor no pueda desarrollar sus verdaderas capacidades, declara el psicologo Javier Aristeo.
Dijo que en base a su experiencia personal, al menos 7 de cada 10 familias tienen este problema, por lo que en casos extremos, el mal comportamiento del hijo, se debe a la poca aceptacion que este tiene ante sus allegados.