La religión católica en México, siempre ha caracterizado al país como una de las creencias más arraigadas de los ciudadanos desde hace décadas.
De acuerdo con el último censo de INEGI en 2020, de las más de 84 millones de personas censadas, el 89.3 por ciento pertenece a la religión católica, mientras que el resto de la población, pertenecen a otra religión o en su defecto, no la profetizan. Por ello, luego de que comenzó la cuarentena a finales del mes de marzo, los templos, parroquias y capillas del país comenzaron a cerrar sus puertas o en su defecto, limitar la capacidad de los creyentes para evitar el esparcimiento del COVID-19 que en aquel momento, era desconocido para el mexicano el nivel de letalidad con el que contaría. De acuerdo con el Censo de 2016 de INEGI, en San Luis Río Colorado el 74.1 por ciento de la población profesa la religión católica, mientras que el 11 por ciento pertenece al cristianismo y finalmente el 14.9 por ciento restante, profetiza otras creencias o son ateos. Comenta el padre Ramón Tapia Tapia, que son aproximadamente 25 iglesias entre capillas, templos, rectorías y parroquias que se encuentran en el municipio, donde algunas cerraron sus puertas, mientras que otras realizan misas eclesiásticas en línea o en su defecto, con pocos fieles en las instalaciones. A diferencia de otros países como Alemania, Austria, Croacia o Dinamarca, en México, las iglesias no pagan impuestos de acuerdo con la información de la página oficial del Servicio de Administración Tributaria. Sin embargo, la iglesia debe solventar los sueldos de quienes controlan los bienes de los templos por medio de personas que trabajan en conjunto con el obispo de cada región, por lo que cada uno recibe sus prestaciones de ley, así como la seguridad social y un sueldo. Ante esta nueva realidad, la religión católica es la que continúa con adaptaciones y ayudas altruistas por parte de los creyentes, por lo que aprender a vivir con la enfermedad y seguir profetizando, será la nueva medida establecida por los templos en México, finaliza Ramón Tapia