A sus 39 años y sin antecedentes directos de casos de cáncer en su familia Lorena Ramírez se encontraba en un proceso de duelo intenso y doloroso tras perder a su madre a causa de la pandemia de Covid-19, Lorena dijo haber estado viviendo por inercia sin disfrutar de la vida, tratando de afrontar la ausencia de su madre.
La presencia del cáncer en su cuerpo fue totalmente silenciosa, nunca presento alguna clase de síntoma.
En mayo de este año, después de acompañar a una tía a una cita por su tratamiento de Cáncer, decidió investigar en internet sobre como acompañar a una persona en este proceso, los videos siguieron reproduciendo de manera automática hasta llegar a un tutorial de autoexploración mamaria.
Lorena acababa de hacerse su revisión correspondiente en el mes de febrero siendo los resultados normales. Cuando ella descubrió esta irregularidad en su cuerpo fue un día sábado, el lunes se presentó a una mamografía que confirmó la presencia de un pequeño bulto derivándola a un ultrasonido donde el resultado no fue nada claro, aumentando la incertidumbre.
El siguiente paso fue realizar una biopsia local, los médicos le decían a Lorena que el pronóstico era favorable gracias a su edad y sin antecedentes de familiares directos con cáncer.
Había cosas que no le quedaban claras al químico e iban a explorarlo más, a otro día estuvieron los resultados, Lorena junto a su familia se apresuraron a leerlo sin comprender mucha terminología técnica solo la palabra malignidad resulto importante para ellos, que al ser confirmado por un médico el diagnóstico fue cáncer en etapa 1. La muerte de su madre, el diagnostico de una de sus tías más queridas de cáncer, sacudieron por completo el mundo de Lorena.
Lorena se decidió a enfocarlo únicamente como una pérdida de salud, sin adelantarse a algo grave manteniendo a su familia unida al percibirla tranquila y con la mejor actitud.
El día viernes continuaremos conociendo la historia de Lorena y como su red de apoyo familiar ha sido fundamental dentro de su tratamiento.