En esta entrevista, Tanya Aparicio, asesora legal del sindicato de la Liga Sindical Obrera Mexicana, explica en detalle las diferencias entre una huelga y un paro laboral, desmitificando conceptos clave sobre los derechos laborales en México. Aparicio aclara que, aunque los términos "huelga" y "paro" se usan a menudo como sinónimos, en realidad representan acciones legales distintas con implicaciones diferentes para los trabajadores y empleadores.
La huelga es un derecho reservado a los sindicatos titulares de una empresa, según lo estipulado por la Ley Federal del Trabajo en México. Esta acción puede tomarse cuando, por ejemplo, se está negociando un contrato colectivo de trabajo inicial y no se llega a un acuerdo dentro del período permitido por la ley, o cuando una empresa incumple con las cláusulas de un contrato ya existente. La huelga se utiliza como una herramienta para presionar a la empresa y obligarla a cumplir con las demandas del sindicato, y su procedimiento es más formal y regulado.
Por otro lado, el paro laboral es una forma de presión colectiva ejercida directamente por los trabajadores, sin la necesidad de ser convocado por el sindicato titular. Los paros suelen utilizarse para exigir el cumplimiento de derechos específicos, pero sin el procedimiento formal que implica una huelga.
Aparicio también aborda la reciente reforma laboral de 2019, que eliminó las juntas locales y federales de conciliación como receptoras de nuevos asuntos, sustituyéndolas por centros de conciliación que ahora son los encargados de mediar conflictos laborales. Aunque este cambio busca agilizar los procesos, en muchos casos, como los de las universidades, el tiempo de resolución sigue siendo extenso debido a la falta de presión económica que afecta directamente a los empleadores.
Finalmente, Tanya resalta que, en el caso de las universidades, la ausencia de una ganancia económica directa durante una huelga significa que los conflictos pueden prolongarse por más tiempo. A menos que los estudiantes, como los principales afectados, se involucren activamente en la presión por una resolución, es poco probable que se lleguen a acuerdos rápidos.
En 2024, México encabeza un ranking que no deberíamos aplaudir. Según la UNAM, nuestro país ocupa el primer lugar mundial en obesidad infantil y el segundo en obesidad en adultos.
Detrás de estas cifras no solo hay estadísticas, sino historias reales de hábitos alimenticios que se han desviado del camino saludable.
La pregunta es inevitable: ¿qué estamos comiendo los mexicanos y por qué nos está haciendo tanto daño?
Entre refrescos, botanas, cereales refinados y una preocupante escasez de frutas, verduras y leguminosas en la dieta diaria, el panorama alimentario nacional se ha llenado de calorías vacías y nutrientes ausentes.
Esta crisis de salud pública no es producto del azar: tiene raíces profundas en nuestro estilo de vida, en la publicidad, en la economía y en lo que elegimos poner (o no poner) en nuestro plato.
Durante mucho tiempo, la comida tradicional mexicana fue sana y balanceada. Se basaba en ingredientes naturales como maíz, frijoles, chile y frutas, que aportaban muchos nutrientes y formaban parte de la cultura del país
Pero en 1994, con el inicio del TLCAN, llegaron muchos productos industrializados de Estados Unidos y Canadá.
Aunque hubo beneficios económicos, también cambió la forma en que comemos, ya que se empezó a consumir más comida chatarra con azúcar, grasa y sal.
Esa nueva comida, muy publicitada, fue reemplazando a la tradicional.
Ahora es común ver desayunos con cereales azucarados o snacks como papitas y dulces, lo que ha provocado más obesidad y problemas de salud en México.
Según la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición, los alimentos recomendados para el consumo diario incluyen frutas, verduras, leguminosas, huevo, carnes no procesadas, lácteos, nueces, semillas y agua.
En cambio, los alimentos no recomendados son las carnes procesadas, comida rápida, antojitos mexicanos, botanas, dulces, postres, cereales azucarados y bebidas endulzadas.
El consumo frecuente de estos alimentos no recomendables puede provocar problemas de salud como enfermedades del corazón, diabetes tipo 2, obesidad y sobrepeso, entre otras afecciones
Según los datos de la Ensanut continua de 2020, 2021 y 2022, es posible conocer los hábitos alimenticios de la población mexicana.
En la etapa preescolar (menores de 5 años), los niños consumen regularmente frutas (entre el 65 y 67%) y verduras (45.8%), y la mayoría bebe agua simple (79.8%).
Sin embargo, estas cifras comienzan a disminuir considerablemente al llegar a la edad escolar.
A partir de los 5 años, el consumo de frutas cae al 55.3% y las verduras descienden a solo el 26.8%.
El dato más preocupante es el incremento en el consumo de bebidas azucaradas: el 92.6% de los escolares las consumen de manera habitual, mientras que los cereales refinados superan el 80%.
Además, las botanas, dulces y postres se han vuelto comunes en la dieta diaria, con un 64.8% de los niños incluyéndolos en su alimentación habitual.
Según investigaciones del New England Journal of Medicine, si el sobrepeso en la infancia persiste hasta la adultez, la esperanza de vida puede reducirse entre 5 y 20 años. Este riesgo aumenta si se desarrollan enfermedades como diabetes tipo 2 o problemas del corazón
Mientras que en la infancia, el consumo de bebidas azucaradas es alarmante, con un 92.6% de los niños consumiéndolas de manera habitual, en la adolescencia esta cifra asciende a 93.7%. Esto muestra que, a pesar de las recomendaciones de beber agua, el hábito de consumir estas bebidas persiste e incluso crece con los años.
El 95.5% de los adolescentes consume cereales refinados, y más de la mitad (59.7%) ingiere comida rápida de manera regular.
Además, un 66.7% incluye botanas o postres en su dieta.
En contraste, solo el 37.1% consume verduras con frecuencia y el 51.5% frutas.
Estos datos reflejan una dieta desequilibrada, rica en calorías vacías y baja en fibra y nutrientes esenciales.
Investigaciones publicadas en revistas como The Lancet Diabetes & Endocrinology han demostrado que las personas que desarrollan obesidad desde jóvenes tienen mayor riesgo de muerte prematura, especialmente por enfermedades cardiovasculares
En la adultez, el consumo de agua se mantiene alto (84.2%) y hay una leve mejora en el consumo de verduras (47.2%).
Sin embargo, la dieta sigue dominada por productos ultraprocesados: el 84.4% consume cereales refinados, el 72.6% bebe bebidas azucaradas y el 60.9% sigue incluyendo botanas y dulces.
Una preocupación adicional es la caída en el consumo de leguminosas (frijoles, lentejas, garbanzos), especialmente en zonas urbanas.
Este grupo de alimentos, clave en la dieta tradicional mexicana por su alto contenido de proteína vegetal y fibra, ha ido desapareciendo de la alimentación diaria.
En adultos, el sobrepeso moderado reduce la esperanza de vida entre 1 y 3 años, y la obesidad puede reducirla entre 5 y 10 años o más, dependiendo de la gravedad y otros factores como el sedentarismo y problemas cardiovasculares
De acuerdo con el estudio ?Socioeconomic, demographic and geographic determinants of food consumption in Mexico?, las dietas están influenciadas por una interacción compleja entre la diversidad biocultural local, el comportamiento individual, las preferencias culturales, los factores socioeconómicos, el entorno construido y los mercados internacionales.
En este contexto, es relevante señalar que, debido a la pandemia de Covid-19, los hogares en México que experimentaron una reducción en el gasto en alimentos y una inseguridad alimentaria severa mostraron una mayor probabilidad de experimentar cambios negativos en sus hábitos alimenticios durante el confinamiento.
Esto resultó en una disminución del consumo de alimentos recomendables y un aumento en el de alimentos no recomendables
La Organización Mundial de la Salud (OMS) ofrece recomendaciones clave para mantener una alimentación saludable, que no solo favorece el bienestar general, sino que también contribuye a la prevención de enfermedades. Entre sus consejos más destacados se incluyen:
Estas recomendaciones contrastan con lo que ocurre en México, donde el patrón alimenticio en México, caracterizado por un bajo consumo de frutas, verduras y leguminosas, y un alto consumo de azúcares añadidos y alimentos procesados, está estrechamente relacionado con el aumento de enfermedades crónicas.
En el país, el 36.1% de los adultos padecen obesidad y la diabetes es la tercera causa de muerte.
Estas cifras no son casualidad, sino el resultado de hábitos alimenticios que se forman desde temprana edad y se consolidan en la adolescencia y la adultez, junto a factores como el poder adquisitivo y el entorno en el que se vive.
Recuperar nuestra forma de comer no es solo una moda saludable, es una forma de resistencia cultural y de apuesta por un futuro más sano. Porque si somos lo que comemos? ¿qué queremos ser como país?
La titular del Centro de Conciliación Laboral en San Luis Río Colorado, Lillian Haydeé Luquen Rodríguez, confirmó que ya ha comenzado en México el proceso de transición hacia una jornada laboral de 40 horas semanales, una medida que forma parte de una reforma laboral impulsada a nivel nacional para mejorar las condiciones de vida de los trabajadores.
Luquen Rodríguez dijo para Meganoticias, que esta reducción en la carga laboral sigue siendo una propuesta que se espera sea una reforma laboral en la que antes se va realizar un consenso con los empleadores, sindicatos y trabajadores.
Expresó que la transición de la jornada laboral de 40 horas semanales representa un avance significativo en materia de derechos laborales y tiene como objetivo fortalecer el equilibrio entre la vida personal y profesional de las y los empleados y destacó que se espera una implementación gradual, dependiendo del tipo de empresa y sector económico.
Hannya, una joven residente de Puerto Peñasco, denunció a través de un grupo de Facebook que fue víctima de abuso por parte de una oficial de la Policía local en ese municipio mientras se dirigía a dejar a su hijo a la escuela.
Según su publicación, la oficial, a bordo de la patrulla número 07, la detuvo bajo el argumento de que su vehículo tenía las placas vencidas. A pesar de que Hannya pidió tolerancia al explicar que llevaba a su hijo consigo, fue trasladada a la comandancia para rendir cuentas ante las autoridades correspondientes.
La ciudadana relató que, al negarse a entregar las llaves de su vehículo, la oficial, la esposó, golpeó y amenazó, todo esto frente a su hijo de tres años de edad.
Minutos después la publicación fue borrada del grupo de Facebook, por razones desconocidas, sin embargo, en entrevista con Meganoticias, Hannya informó que procederá legalmente, aunque no precisó si lo hará ante la Contraloría Municipal de Puerto Peñasco o ante otra instancia.