Nelson Yanes salió de Honduras huyendo del crimen organizado como la mayoría de las personas que integran las caravanas migrantes, después de que miembros de la Mara Salvatrucha lo intentaron matar por resistirse a pagar el llamado "impuesto de guerra", una cuota que los delincuentes exigen a la gente para dejarlos laborar en su territorio.
Con una extorsión de mil lempiras a la semana y un salario de mil 500 a 2 mil lenmiras semanales en el oficio de mototaxi, Nelson decidió salir de Nacaome de Valle, ciudad al sur de Honduras cerca de El Salvador, para emprender camino rumbo a Estados Unidos.
Cuenta que en Tijuana llegó solo porque a su esposa la detuvieron en Honduras, donde se encuentra escondida para poner a salvo su vida y la de sus hijas, un territorio que describe como pequeño y en el que por intentar huir estarán dispuestos a matarlos, por lo que pedirá a Estados Unidos refugio también para ellas.
Mientras tanto, se encuentra buscando trabajo en México para pagar algunas de las necesidades básicas que por la cantidad de migrantes no les es posible solventar a los refugios habilitados en la ciudad fronteriza.