La vida y las circunstancias familiares han llevado a mujeres emprendedoras de San Luis Río Colorado a sortear las peores adversidades que les han exigido altos niveles de resiliencia y fe para convertir la adversidad en área de oportunidad.
Con la voz quebrada y mostrando enorme fortaleza emocional, dos mujeres emprendedoras narran su experiencia luego de salir de los claroscuros en su propia existencia personal y familiar.
Carácter, habilidad personal, entereza y pasión por lo que hacen, se han convertido en aliento de esperanza, y han encontrado en el emprendimiento una alternativa para sobrellevar la pesada carga económica que tienen sobre sus hombros.
Diana Gomez comenzó a fabricar accesorios con la ilusión de tener su propio negocio, haciendo algo que le gusta.
Su primer reto fue la pandemia de Covid: tuvo que suspender sus actividades. Luego las ventas se vinieron a pique.
Meses más adelante sintió que algo no andaba bien con su hijo. Su peor temor se confirmó cuando a su pequeño le diagnosticaron autismo. Por esa razón volvió a parar su pequeño negocio.
La adversidad apenas comenzaba: su esposo quedó sin empleo por más de un año, a su hijo lo discriminaron en la escuela preescolar y el diagnóstico de autismo lo obligaba a tener cinco terapias semanales a razón de 800 pesos cada una.
"Mis ventas son exclusivas para sacar todas las terapias de mi hijo, mi hijo va a diferentes tipos de terapia los cinco días de la semana va a equinoterapia, hay días que van dos veces y les puedo decir que una sola terapia me sale en 800 pesos".
Frente a este panorama económico, Diana tuvo que regresar a la fabricación de accesorios, como única alternativa para costear los gastos del padecimiento de su hijo.
Hoy, ha encontrado en el emprendimiento una alternativa que le ha permitido ser fuente importante de ingresos económicos para su familia. La luz comienza a aparecer al final del túnel.
Sumarse al colectivo de emprendedores estimuló el crecimiento de sus ventas.
El caso de Daniela Sanchez no es diferente.
La tradición familiar de hacer tamales dio un giro inesperado cuando a su esposo le detectaron cáncer y tuvo que asumir el rol del sustento de sus hijos.
Desde hace 19 años vende tamales, pero este emprendimiento se convirtió en una necesidad obligada a raíz de la adversidad que representó el padecimiento de su pareja.
"En el 2021 a mi esposo le detectan cáncer y pues digo yo ya estoy echada ahora si no es nada más por sentirme útil, sino que ahora si soy el sustento de mis hijos."
Daniela encontró en el emprendimiento su principal fortaleza para salir económicamente adelante en la vida.