Visitar a quienes ya no se encuentran entre nosotros y que ahora, pertenecen al
mundo terrenal, unificados con el mundo, viendo hacia arriba, como una guía los
ilumina por el sendero del cielo, es una cultura que durante siglos, el mexicano ha
realizado con cariño y nostalgia.
Por ello, los sanluisinos visitan las tumbas de aquellos que no están presentes,
manifiestan que es importante visitarlo para evitar que estos, se sientan solos.
Sin embargo, el destino en ocasiones no cuenta con una explicación hacia quienes
perdieron a un ser querido desde el momento de su nacimiento, contando con una
vida muy corta, pero que por lo que representan los pequeños angelitos, sus
padres, aun cuando han pasado más de 20 o 30 años, siguen visitándolos en estas
fechas.
Ya sea por la visita de algún familiar o por los pequeños angelitos en el que se hace
homenaje, los padres, hermanos, abuelos y demás integrantes, realizan su visita
anual, continuando con la tradición mexicana del día de muertos, esperando que
sus seres queridos, que alguna vez estuvieron con ellos, puedan descansar en paz,
caminando por el sendero de la felicidad al cielo.