Roberto, Jesús y Alejandro, son peluqueros de abolengo, heredaron el oficio de su padre y transmiten el conocimiento y el gusto por desempeñar esta labor a sus hijos, en esta familia, la peluquería se convirtió en un estilo de vida desde hace 65 años y este 25 de agosto están de fiesta porque se celebra el "Día Mundial del Peluquero".
Las tijeras, la navaja, la lona y cuero para afiliar, la brocha con espuma para rasurar, son los utensilios que estos peluqueros utilizan para un buen corte de cabello y una afeitada, la calidad en su trabajo les permite conservar clientes de toda la vida.
Los sillones, el singular olor a lavanda, la charla amena, la esencia de antaño que guarda una peluquería, hacen que este oficio sea entrañable para quien lo realiza.
A Roberto, Jesús y Alejandro, los une la sangre y el gusto por ser peluqueros, con orgullo le han dado continuidad a la historia que inició su padre, don Clemente Ramírez Vargas, y ya están pasando la estafeta a la tercera generación.