Por más de 20 años el tianguis solidaridad se ha convertido en la segunda casa de Arturo Vega; en uno de los espacios del tianguis ha vendido tortas en compañía de su compañera de vida, su esposa; su hijo y algunos sobrinos.
A pesar de que tienen clientes que por años les han comprado tortas, ha sido complicado que se adapten a la nueva normalidad, pues les piden comer en el lugar, sin embargo, se están cuidando de un posible contagio.
A pesar del temor, Arturo continúa vendiendo las tortas en el tianguis, pues hay deudas que se deben pagar.