A partir del 2 de octubre los aseadores de calzado pudieron regresar a trabajar al Jardín principal, y aunque esperaban regresar y ver sus negocios recuperarse, todavía no han podido.
La mayoría están solos, es poca clientela la que los ocupa pero no pierden la esperanza de que saldrá para el gasto del día y llevarán el sustento a casa.
La nueva normalidad ha modificado la vida diaria y los aseadores de calzado se han tenido que acoplar pese al riesgo que conlleva la limpieza de los zapatos por la cantidad de gérmenes que se acumulan.
Tras seis meses de haber parado su labor por la pandemia, los aseadores de calzado regresaron a una difícil realidad... las bajas ventas que en comparación con febrero, antes de la pandemia, han reducido sus ingresos hasta en un 60%.