El Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) reveló que el número de madres solteras en México ha experimentado un incremento del 4% en los últimos años, arrojando luz sobre una realidad social cada vez más palpable en el país.
Según las cifras recopiladas, siete de cada diez madres que asumen la crianza de sus hijos sin un acompañante son económicamente activas. Sorprendentemente, el 40% de ellas cuenta con un nivel de educación medio superior o superior, desafiando estereotipos sobre su nivel educativo.
De acuerdo con el estudio, del total de madres residentes en México, un 47% están casadas, mientras que el 20% vive en unión libre con su pareja. Sin embargo, un notable 11% se identifica como madres solteras, lo que destaca la relevancia de esta realidad social.
A pesar de su dedicación y esfuerzo, las madres autonomas se enfrentan a burlas, estigmas y prejuicios en la sociedad mexicana. Este grupo, lamentablemente, a menudo se ve marginado y sufre discriminación tanto en el ámbito laboral como en el social.
Preocupantemente, el 22% de las madres solteras gana salario mínimo o menos, y muchas carecen de prestaciones laborales, lo que agrava su situación económica y dificulta aún más su capacidad para proveer a sus hijos.
La falta de apoyos para la crianza compartida, horarios laborales flexibles y la escasez de guarderías son algunos de los desafíos que enfrentan estas mujeres. Además, la discriminación laboral y la violencia institucional las dejan en un estado de vulnerabilidad y abandono.
Es fundamental reconocer el valioso aporte de las madres solteras a la sociedad mexicana. Su dedicación y esfuerzo en la crianza de sus hijos, así como su contribución al ámbito laboral y económico del país, merecen ser valorados y respaldados por políticas públicas inclusivas y medidas de apoyo concretas.